Ciencia y agua

El filósofo Tales, nacido en la ciudad de Mileto (costa occidental de Asia Menor), fundador de la ciencia griega, afirmaba ya en el año 640 a.C. que el agua es el principio de todo, es el elemento básico del Universo: el agua produce todas las cosas; las plantas y animales no son más que agua condensada bajo diversas formas y en agua se convierten una vez mueren. Desde la Escuela Filosófica de Aristóteles (384-322 a.C.) hasta el último tercio del siglo XVIII, el agua se consideraba un cuerpo simple o “elemento” (del latín “elementum”) y, en unión con el aire, la tierra y el fuego, constituía el conjunto de los cuatro elementos de los que se creía formado el mundo conocido.

A lo largo de los siglos se comenzaron a desarrollar los trabajos de una incipiente Medicina, Farmacia, Mineralogía y Alquimia, origen posterior de la propia Química como ciencia, pues todas estas disciplinas vistas desde nuestra época estaban antes muy unidas, tanto en el mundo helenístico con la influencia egipcia, como greco-romano y, más tarde, en el árabe. Los árabes contribuyeron con técnicas y métodos, como es la destilación (del latín “de-stillare”, gotear), operación en la que se procedía a calentar un líquido hasta que se convertía en vapor y se enfriaba dicho vapor para condensarlo. Así se obtenían las “esencias” o “elixires”, por ejemplo de plantas previamente maceradas un tiempo en alcohol o agua para extraer sus principios activos, obtener sustancias útiles como medicamentos y otras aplicaciones, por ejemplo en la separación de componentes. Se empleaba un aparato llamado alambique (del árabe “Al-Ambic”), donde se calentaba el líquido, los componentes volátiles pasaban a estado de vapor y después se condensaban por medio de un sistema refrigerante (aire o agua fría), como aparece en la imagen. Se ha mencionado que la publicación en el año 1500 del “Libro del arte de la destilación” es importante en este periodo para sentar las bases de un posterior desarrollo y experimentación en la propia Química como ciencia.

(Extraído del texto de Pedro J. Sánchez-Soto y Antonio Ruiz-Conde. Leer completo).