Finaliza el mayor proyecto realizado sobre cambio global

Carlos Duarte, coordinador de la Expedición Malaspina

Tres años después de que el buque Hespérides regresara a España culminando la vuelta al mundo de la expedición Malaspina, los científicos tienen una idea cada vez más clara sobre cómo funciona el océano global y cuál es su estado de salud. En concreto, la entrada de contaminantes procedentes de la atmósfera no se limita a las zonas costeras, sino que se produce también en las zonas más remotas del planeta y ya ha empezado a afectar al ecosistema oceánico.

Esta y otras conclusiones se presentan esta semana en la Residencia de Investigadores del CSIC en Barcelona, en un congreso que pone fin al mayor proyecto interdisciplinar de la historia sobre cambio global. Cerca de 80 científicos participan en las ponencias, que profundizarán en el impacto del cambio global sobre el plancton marino, los efectos del aumento de la temperatura, la velocidad a la que se produce el transporte del calor o las consecuencias del aumento de la radiación ultravioleta.

La expedición Malaspina es un proyecto Consolider-Ingenio 2010 gestionado por el CSIC y financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Malaspina comprende cerca de 50 grupos de investigación, incluyendo 27 grupos de investigación españoles, del CSIC, el Instituto Español de Oceanografía, 16 universidades españolas, un museo, la fundación de investigación AZTI-Tecnalia y la Armada Española. La financiación total, en la que también han colaborado el CSIC, el IEO, la Fundación BBVA, AZTI-Tecnalia, varias universidades españolas y organismos públicos de investigación, ronda los 6 millones de euros.

El Hespérides, un barco de la Armada Española, partió el 15 de diciembre de 2010 de Cádiz, realizando paradas en Río de Janeiro (Brasil) y Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Tras Perth (Australia), pasó por Sídney (Australia), Auckland (Nueva Zelanda), Honolulú (Hawai), y Cartagena de Indias (Colombia). Otro buque, el Sarmiento de Gamboa, perteneciente al CSIC, regresó en abril de 2010 procedente de Santo Domingo (República Dominicana), donde llegó tras haber explorado el Atlántico durante casi dos meses.

La expedición ha generado por primera vez una base de datos que recoge los niveles de contaminantes orgánicos en todos los océanos. Los investigadores han logrado determinar cómo se distribuyen globalmente las dioxinas, compuestos químicos generados durante la combustión de residuos orgánicos. Asimismo, durante el proyecto se ha generado la mayor base de datos de hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs) en el océano.

Los investigadores ya han demostrado, a partir de las muestras recogidas a bordo, que existen cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, que coinciden con los cinco grandes giros de circulación de agua superficial oceánica. Según estos resultados, el problema de la contaminación por residuos plásticos tiene carácter planetario. También han comenzado a secuenciar el genoma del océano profundo global empleando más de 2.000 muestras de microorganismos recogidas en el Atlántico, el Índico y el Pacífico durante la expedición. Esta colección de genómica microbiana marina, la primera del mundo a escala global, aportará nuevas claves sobre un reservorio de biodiversidad aún por explorar, ya que podría suponer el hallazgo de decenas de millones de genes nuevos en los próximos años.

Los trabajos de secuenciación, enmarcados en el proyecto Malaspinomics, se centran en los virus, bacterias y protistas que pueblan el océano hasta los 4.000 metros de profundidad. Resultados preliminares de Malaspinomics revelan una cantidad ingente de especies desconocidas de microorganismos en el océano profundo.  En concreto, el 60% de las especies bacterianas del océano profundo detectadas mediante técnicas de secuenciación masiva son desconocidas.

Fecha: 

17/09/2014