Los procesos principales por los que el regadío degrada la calidad de las aguas son el efecto "evapoconcentración", el efecto "aporte" y el efecto "intrusión". La modernización de regadíos supone un efecto externo positivo sobre la calidad general de las aguas de una cuenca. La modernización de regadíos puede suponer un efecto interno negativo en los casos en los que el aumento del efecto evapoconcentración conduzca a la salinización y/o sodificación excesiva del suelo. La modernización de regadíos puede suponer una disminución de la cantidad y calidad del agua disponible para aquellos usuarios que reaprovechan directamente los retornos de riego. Una adecuada gestión del agua de riego, de los fertilizantes y de los fitosanitarios es imprescindible.
Artículo extraído de Digital CSIC